La Máquina a Tiempo

septiembre 27, 2010

El Extraterrestre.

Filed under: Ciencia Ficción,General — halsivon @ 6:07 pm

La última noticia que causa conmoción, por no ser ciertamente una broma del día de los inocentes, es el propósito de la ONU de construir la primera embajada extraterrestre, para la cual , una astrofísica de apellído Othman estará  a cargo de darle la bienvenida a las inteligencias extraterrestres con las que podríamos realizar contacto. Cuando he leído esta noticia , no me lo podía creer; el que la ONU asignara , recursos, dinero, incluso oficinas y burocracia a tal propósito, o, como se quiera interpretar, despropósito.  El argumento final es la cantida de exoplanetas descubiertos desde 1995 hasta la fecha , algunos de los cuales , los xenoplanetarios aseguran podrían dar sustento a la vida, y, por qué no, a la vida inteligente, siguiendo la paradigmática, pero optimista, ecuación Drake sobre vida inteligente dispuesta a estar en la radio a ver que encuentra del otro lado de la Galaxia. Ciertamente, la posición de nuestros sistema, y por ende, la de nuestra Tierra no favorece mucho el argumento de la ecuación Drake, al ser nuestro sol una solitaria enana blanca en un a región poco poblada y cubierta de polvo estelar , cualquier hipotético astrónomo aficionado o profesional extraterrestre bien podría considerar esta región como aburrida  y carente de gracia. Incluso nuestra tan afamadas emisiones de radio son fácilmente opacadas por cualquier objeto de apenas el tamaño de Júpiter. ¿Luego a qué viene tanto show mediático al tema? Si embajadas extraterrestres es lo que hay en la tierra, no es más de ver la cantidad de sectas y cultos irrisorios al respecto, entre los que se encuentran los «respetados» cienciólogos herederos de Hubbard, y de ahí para abajo un sinfin de cómicos intentos para buscar vida inteligente en el espacio , cuando ni siquiera se puede hallar con plena certeza en nuestro planeta. No podría listar aquí la innumerable cantidad de propuestas que la ciencia ficción ha dado al encuentro: desde el clásico «lléveme con su líder», hasta la invasión que viene siendo tratada más o mewnos con decoro desde La Guerra de los Mundos de Wells, pasando por el alienigena reprimido y perseguido como en la progre District 9 de Neill Blomkamp, hasta el alienigena oculto entre nosotros, aquel observador antiséptico que se mofa de las emociones y preocupaciones humanas. Al respecto yo consideraría otras opciones; como la de que el extraterrestre siempre ha estado ahí y lucha desesperadamennte por comunicarse, pero no le podemos escuchar ¿Por qué?  Múltiples razones: línealidad de nuestro  tiempo, dimensionalidad limitada y restringida, pasando por incomprensión lingüistica total, o que simplemente el extraterrestre ignora a los humanos y considera a los mosquitos como los verdaderos habitantes y señores de la Tierra (como en Lilo y Stitch). Quisiera además realizar el aparte, de que en mi opinión, el clásico alienigena Roswelliano de la cultura Pop, que se ha convertido ya en un ícono y en un souvenir ya obsesivo de la industria del juguete: el hombrecillo andrógino gris asexuado  de enormes ojos , cabeza desproporcionada con su platillo volante, que más o menos ha tenido variaciones en la industria del cine y la TV de Hollywood, es en mi consideración bastante antropomórfico, casi que una versión simple y pasada por Clorox de nosotros mismos. Con mi colega F de Macrocaos especulábamos en medio de la mofa, que si tanto ahínco de los medios por proporcionarnos este alienigena era para prepararnos (a los humanos) mentalmente de su llegada , de tal manera que cuando esto ocurriese, nadie estaría soprendido u horrorizado; no faltan aquellos fanáticos que ven en las intenciones de la ONU la prueba última y definitiva de la existencia de vida inteligente fuera de la Tierra, como si los techos de las casas o los paraguas atrajesen la lluvia. Yo considero que los seres humanos somos extraterrestres en nuestro propio mundo, no por aquellas descabelladas y rocambolescas teorías de que el ser humano proviene de una raza divina del espacio exterior y pobló una tierra carente de vida inteligente hace 700000 años ( como ya se trató en el patético filme Misión a Marte de Brian de Palma), sino por el hecho de que, aún a pesar de los esfuerzos de la comunidad científica en arqueología, astronomía, astrofísica, biología, y muchas otras disciplinas, es la hora en que por ejemplo no conocemos siquiera con absoluta certeza como es el centro de nuestro propio planeta; por qué las especies evolucionaron de la manera que lo hicieron y por que desparecieron muchas otras que  se veían más competitivas y capaces que la humana. Somos tan extraterrestres a nuestro propio mundo que ni siquiera somos capaces de entender y comprender del todo a otras culturas humanas, mucho menos lo haremos con otras tantas extraterrestres. La ONU peca de ser un organismo anquilosado y me atrevería a decir, obsoleto, fruto de una romántica unidad de pueblos , etnias , culturas y lenguas, que en la práctica no se llevan bien entre sí, guerrean  y pelean entre sí. Antes de abrir una embajada a los extraterrestres, ¿por qué no la abrimos una al mundo de Oz o al país de las Maravillas o Nunca Jamás? El extraterrestre siempre ha estado aquí: está a través de nuestras creencias, y cultos bastante viejos y antiguos, en nuestras religiones culturas y mitos, ¿No describe la tradición judeo-cristiana el cielo como extra terreno, precisamente por que carece de la mundanidad humana presente en la tierra? El extraterrestre a través de la tradición popular , visto en héroes, antecesores directos de lso supere heroes de nuestros cómics y tebeos. Extra hombres, super hombres; ¿no Hubo un Hércules, un Sansón, un Enkidu, Un Rama , un Roldán, un Beowulf, un Aragorn? Todos estos fueron antes que Superman, pero comparten y heredan características al héroe, y Superman es extraterrestre, tal vez, el más apuesto de todos. Toda esta parafernalia y culto a lo que está fuera de nuestra experiencia, a lo extra terreno, es implícito y característico de los seres humanos, y lo ansiamos con ahínco y anhelo, como si lo terrenal fuera inmediatamente  proscrito por alejarse inequivocamente de la experiencia trascendente y espiritual. Pero así somos. 

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